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La historia del patriota Karjakin condensa la relevancia del ajedrez para el Kremlin y de qué forma la invasión ha sacudido el tablero del ajedrez mundial. Serguéi nació en 1990 en Simferópol, capital de la península de Crimea, entonces una parte del territorio ucraniano. Siendo todavía un niño se mudó a Kramatorsk, uno de los enclaves mucho más esenciales del Donbás que todavía continúa bajo control ucraniano en la actual guerra, donde adquirió los fundamentos que cimentarían su ascenso. En 2002, con solo 12 años y siete meses, el todavía ucraniano Karjakin se convirtió en el enorme profesor más joven de la historia —un récord que sostuvo en su poder hasta la irrupción de Abhimanyu Mishra en 2021—. Un par de años después, continuó su meteórica carrera ganando 2 medallas de oro para Ucrania en la Olimpiada de ajedrez. En todos los partidos los equipos estuvieron formados por diez integrantes (mucho más ciertos suplentes).
Por el lado del Mundial, Portisch había sido insultado por la oferta de la mesa 7 y se negó a jugar. Spassky terminaba de dejar la URSS para mudarse a Francia y sintió que sería demasiado doloroso alinearse como contrincante de sus viejos amigos. Bent Larsen y Korchnoi fueron los otros veteranos presentes en el lado mundial. Alexander Beliavsky fue el más destacable jugador en 1984, con 3 victorias y 1 empate. No fue hasta la sexta en el momento en que el aspirante se puso por enfrente por vez primera .
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El interés de la ciudadanía rusa por el ajedrez de competición hoy ya no es exactamente el mismo. En verdad, empezó a decaer con la \’perestroika\’, al mismo tiempo que se relajaba la confrontación política de bloques. Pero si bien los mejores jugadores rusos por el momento no reciban en la actualidad el trato de superestrellas, el espíritu ajedrecista del país aún perdura y la escuela rusa esgrime con dignidad su tradición y distinción.
«El ajedrez te enseña a responsabilizarte por tus acciones; cada jugada tiene valor, y un error puede conducirte a un punto fatal de no retorno. Esto acostumbraba a ser un deporte, pero ahora las vidas humanas, los derechos humanos y las libertades, la dignidad humana, el presente y el futuro de nuestros países están en juego. En estos días trágicos, pensamos en toda la gente que quedó atrapada en la mitad de un horrible conflicto. Compartimos el dolor de nuestros colegas ucranianos y solicitamos por la paz. El equipo de ajedrez ucraniano es el actual campeón europeo por equipos, y entre los equipos mucho más fuertes de todo el mundo, al igual que el nuestro.
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Sencillamente me dejé arrastrar por mi pequeña disputa con los organizadores islandeses sobre el dinero. He insultado a usted y a su país, la Unión Soviética, donde el ajedrez ocupa un puesto tan preponderante», escribió en la misiva. Tampoco se presentó a la segunda partida, lo que permitió a su contrincante colocarse con un 2-0 tras haber ganado la primera jugando con blancas. Ese inolvidable enfrentamiento representó mucho más que la final de un torneo de ajedrez.
Tenía rincón una década tras la crisis de los misiles de Cuba y simbolizaba la confrontación de ámbas enormes potencias en plena Guerra Fría, iniciada en 1947 y que se alargaría hasta la llegada de Gorbachov a la presidencia de la Unión Soviética a principios de los 90. El jaque mate definitivo en aquella cita significaba considerablemente más que la jugada más deseada por todo ajedrecista, suponía humillar al gran enemigo. No vale el discurso de la UE de “castigar a Rusia” renunciando a sus suministros; es justamente lo contrario. Europa está en exactamente el mismo caso que la zorra con las uvas que no llega a lograr y afirma que no las toma porque están verdes. La Organización del tratado del atlántico norte y Europa deciden por el resto de países y ciudadanos boicotear a quien nos calienta, nos da medios para la automoción y energía eléctrica, pero son los países europeos los que van a abonar tales medidas de presión.
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En febrero, Nepomniachtchi mostró públicamente su rechazo a la invasión y fue entre los más de 40 ajedrecistas rusos que firmaron el 3 de marzo una carta apuntada a Putin donde pedían al presidente que detuviese la guerra. Los soviéticos mantenían la hegemonía desde poco una vez que terminara la Segunda Guerra Mundial, cuando Mijail Botvínnik tomó el relevo del moscovita nacionalizado francés Alexander Alekhine. En medio de una Guerra Fría, Estados Unidos desafió la supremacía de la URSS sobre el tablero de ajedrez con un genio nativo de Chicago que había arrasado en el torneo de aspirantes. Se llamaba Robert James Fischer y también logró historia hace medio siglo al vencer a Boris Spassky, despojándolo de la corona que había logrado tres años antes en Moscú tras vencer a su compatriota Tigrán Petrosián.
Habían tenido que transcurrir 80 años para que un estadounidense inscribiera su nombre en la lista de los vencedores del mundo de este deporte. Sobre el papel, el partido parecía abrumador para el aparato mundial, ya que se enfrentaba a cinco campeones mundiales y múltiples otros players que habían logrado buenos resultados en los torneos de aspirantes . Sin embargo, una gran muestra de desafío de los 4 mejores tableros del mundo casi inclinó la balanza y, al final, fue solo la fuerza de los soviéticos en hondura lo que ganó el día, por el margen mucho más ajustado.
«Esa derrota causó convulsión pues representaba la victoria de todo el mundo occidental sobre los soviéticos. Fue un desastre en ese país, como revela que empezaran a crear nuevos campeones», recuerda este árbitro internacional, entre los tres que ejercitaron en el Campeonato del Mundo de Sevilla de 1987 junto al holandés Geurt Gjssen y el soviético Lembit Vahessar. Y qué razón tienen esos países en considerarlo así. Una prueba más, jugar ajedrez no asegura sabiduría.
Nos hemos enfrentado en decenas de \’matches\’ y cientos y cientos de partidas. Para nosotros, la rivalidad justa siempre y en todo momento ha estado por encima de la política; los ucranianos comparten este mismo sentimiento. Les rogamos que conserven la posibilidad de respeto mutuo entre los equipos, jugadores y personas de los dos países. A las cinco de la tarde (hora local, 2 más en España) del martes 11 de julio de semejante día como el día de hoy- empezó en la salón Laugardal de Reikiavik el mítico desafío entre Fischer y Spassky por el título mundial de ajedrez. El 1 de septiembre, tras la disputa de 21 partidas, el jugador estadounidense se proclamó vencedor del bautizado como ‘match del siglo’.